Guardianes de la Galaxia cinematográfica

Tiramos de hemeroteca para celebrar la culminación de la trilogía de los Guardianes de la Galaxia, mientras editamos el programa que le hemos dedicado a su tercera entrega en el Podcast de TBO en Pantalla. Un viaje al pasado que comenzamos un paso antes de nuestros repasos habituales, por la previa al estreno de la cinta original, cuando todavía no sabíamos lo que nos esperaba, publicada originalmente en la grapa número 14 de la serie regular de Panini, en 2014:

Julio de 2012, hace exactamente dos años. Los Vengadores aún exprimen su éxito en las últimas pantallas. Pero La Fábrica de las Ideas no descansa y menos durante la gran cita anual de la industria del entretenimiento en la Comic-Con de San Diego,  expandiendo sin previo aviso el panel de Marvel Studios, inicialmente centrado en Iron Man 3, al resto de la franquicia vengativa: se presentan los títulos de Thor: El Mundo Oscuro y Capitán América: El Soldado de Invierno para la Fase Dos y se confirma al Hombre Hormiga como arranque de la Fase Tres, completando el quinteto de miembros fundadores de Los Héroes más Poderosos de la Tierra junto a su compañera La Avispa, más el Capi como fundador honorario. Pero además fue el día en que el Universo Cinemático sobrepasó por primera vez el ámbito vengador, ganándose verdaderamente el apelativo de universo con el anuncio de su adaptación más improbable. Ese día nacieron… Los Guardianes de la Galaxia.

Por más que los buques insignia mutante y arácnido permanecieran en manos de Fox y Columbia, Los Guardianes iban claramente por detrás en las apuestas de los eternamente rumoreados Doctor Extraño, Inhumanos y Pantera Negra, el revitalizado Hulk o los recién recuperados Blade y Punisher, por desconocidos y por caros. Incluso The Runnaways había estado más avanzada durante la Fase Uno. Pero la trama de Los Vengadores y muy especalmente la aparición de Thanos en su epílogo, apuntaban claramente al espacio como la nueva frontera cinematográfica marvelita. Hacía dos años que El Coloso Esmeralda por ejemplo, se había asomado en su versión animada al planeta de su mismo nombre, reemplazando a Estela Plateada por Bill Rayos Beta no tanto por los derechos de La Fox sobre Los Cuatro Fantásticos (ambos personajes coincidían sin problema al mismo tiempo en The Marvel Super Hero Squad Show), sino para sondear las posibilidades del catálogo cinemático. La misma Fox negociaba en esos mismos momentos una posible prórroga de su licencia sobre Daredevil, planteándose posibles trueques por Galactus o su heraldo para reforzar el ámbito cósmico de Marvel Studios. La cuestión de fondo era que, si querías unos Vengadores del espacio, lo más lógico hubiera sido llevar simplemente Los Vengadores al espacio, o apostar al menos por los personajes más icónicos disponibles, en vez de jugártela con un nuevo equipo tan absolutamente desconocido para el público general como Los Guardianes… a no ser que dicho anonimato fuera lo que los hacía tan interesantes, si buscaras algo distinto a Los Vengadores.

El propio Joss Whedon, como consultor creativo del Universo Cinemático para la Fase Dos, se reconocía en principio poco interesado en un proyecto que en su presentación en San Diego no prometía más que otro impersonal remedo de Star Wars, por mucho que Los Guardianes originales, creados por Arnold Drake y Gene Colan en 1969, se adelantaran en ocho años a la saga galáctica. Pero un mes después, todo cambió con la elección de su director. La terna finalista incluía al especialista en comedias románticas Peyton Reed, quien ya estuvo a punto de dirigir Los Cuatro Fantásticos antes que Tim Story, y la pareja de cineastas independientes Ryan Fleck y Anna Boden, junto al inclasificable y finalmente elegido James Gunn. Un guionista capaz de firmar adaptaciones tan opuestas como Scooby Doo y El Amanecer de los muertos; y un director fundamentalmente televisivo pero que ya había marcado un pequeño hito (anti)superheroico con la acidísima Super. Su capacidad de mezclar géneros le acerca a Whedon, con una mayor carga de irreverencia. Ya había tratado antes con Kevin Feige otra adaptación que no ha trascendido, más allá de su predisposición para adaptar algún personaje que no fuera demasiado conocido. El objetivo está claro: liberarse de las ataduras del icono superheroico, tan consustancial al género, para hacer la película suya, entiéndase todo lo suya que puede permitir un presupuesto de aproximado de 150 millones de dólares.

Nada más llegar, Gunn reescribió el borrador existente de Chris McCoy, sobre la base de un argumento anterior de Nicole Perlman, con quien comparte los créditos del libreto y que también participó en Thor y tiene en espera a la Viuda Negra. Y pese a su escepticismo inicial, la reacción de Whedon al nuevo guión fue que quería “que fuese aún más James Gunn”. Y la respuesta de éste tampoco se quedó atrás: “–será tu funeral”. Como amante de los cómics Marvel, las epopeyas espaciales y los mapaches, el director asegura estar esperando hacer esta película desde que tenía nueve años. Aunque Mapache Cohete nunca se integrara en Los Guardianes clásicos, sino en su reinvención precisamente por el creador de Mapache, Keith Giffen, durante Aniquilación: Conquista en 2008. La película parte de la consiguiente serie regular por Dan Abnett y Andy Lanning, hasta su disolución en 2010 a consecuencia del premonitorio Imperativo Thanos, aunque más de sus a menudo disfuncionales dinámica y personajes que de ninguna historia en concreto, con algunas bajas como Mantis, Warlock o Bicho, eliminado en la revisión de Gunn. La actual serie de Brian Michael Bendis viene a resituar Los Guardianes en el Universo Marvel de cara a la adaptación, pero partiendo del guión cinematográfico y no al revés, como denotan los rediseños de Steve McNiven. El guionista no es por casualidad consultor de Marvel Studios (fue quien escribió el epílogo de Nick Furia en Iron Man), sino que todos ellos han estado en contacto con el equipo de la película.

Y sin embargo, Gunn ha sido más libre lo habitual para separarse a conveniencia del cómic, desde el mismo origen de Los Guardianes a una visión mucho más terrenal de lo esperable del Cuerpo Nova. Pero cualquier recelo lector se compensa por el arriesgado salto al vacío de Mapache Cohete. El protagonista puede ser Star-Lord y la trama avanzar hacia la gran conspiración de Thanos y las Gemas del Infinito, pero para Gunn el verdadero alma de Los Guardianes es peluda, pequeña y no tolerará que dudes si tiene dos o cuatro patas. Un atrevimiento sin precedentes desde Howard, un nuevo héroe, muy alejado de la errónea concesión a los funny animals de Disney que pueden prejuzgar quienes desconozcan al personaje. Gran parte del chiste es efectivamente su engañosa apariencia, pero la idea es no tratarlo como a un dibujo animado, ¡no queremos otro Jar Jar Binks!, sino como a cualquier otro personaje, provocador y divertido pero según Gunn, en el fondo el más triste de todos. Muy significativamente, los diseños conceptuales anteriores a su llegada lucían sutilmente más caricaturescos que su definitiva apariencia, tras llenar el estudio de mapaches auténticos para inspirar a los animadores y estudiar su comportamiento. Paradójicamente, un mapache mejor armado que hablado está destinado a ser nuestro asidero a la realidad en un nuevo entorno fantástico, porque nunca hemos visto un kree ni una nave espacial pero a diferencia que sus compañeros alienígenas que parecen ir a llamarle sólo Cohete, sí sabemos cómo es un mapache.

Julio de 2013, de vuelta a San Diego. Cinco años de Universo Cinemático acumulan el desgaste de la costumbre, y pese al taquillazo de Iron Man 3 cada vez es más difícil convertir la siguiente película en un evento. A no ser que subas a Los Guardianes de la Galaxia al escenario tras un año de especulaciones. La imagen nos retrotrae a la presentación en ese mismo lugar de Los Vengadores en 2010, reforzando el concepto de segunda franquicia, pero con un equipo mucho más variopinto: Dave Bautista (Drax el Destructor), Benicio del Toro (El Coleccionista), Zoe Saldana (Gamora), Djimon Hounsou (Korath el Perseguidor), Lee Pace (Ronan el Acusador), Michael Rooker (Yondu), Karen Gillan (Nébula) y Chris Pratt (Star-Lord); más Feige y Gunn, y aún se les sumarían Bradley Cooper y Vin Diesel (voces de Mapache Cohete y Groot), John C. Reilly (Rhomann Dey) o Glen Close (Nova Prime). Marvel acostumbra a combinar elencos veteranos con jóvenes estrellas, pero nunca había reunido una cuadrilla tan salvaje. En palabras de Gunn, no son héroes sino villanos que descubren que pueden ser héroes.

Y durante otros siete meses, nada. Ningún apunte sobre la trama, ni una verdadera sinopsis ni casi imágenes del rodaje. Tan sólo algunas filtraciones sobre el footage mostrado en la Comic-Con y un empacho de caspa y cartón piedra en la desconcertante escena post-créditos de Thor: El Mundo Oscuro, apenas excusable en su supuesta improvisación, hasta el punto que el propio director del Dios del Trueno, Alan Taylor, se desmarcó públicamente de la misma, aunque sospecho que a Steve Gerber sí le habría hecho gracia. Hasta que por fin en febrero nos llegó el vídeo de San Diego en forma de primer trailer, al descarado ritmo de «Hooked on a Feeling» de Blue Swede, y el segundo en mayo con el “Spirit in the Sky” de Norman Greenbaum, rompiendo en apenas seis minutos todas las reglas del cine superheroico y la space opera. Salvo las de una pequeña serie de vaqueros en el espacio, Firefly, que firmaba un tal Whedon, pero con el nivel de producción de Los Vengadores y el humor gamberro de Super. Y todo empieza a encajar.

La misma semana del primer tráiler, la revista Total Film estimó una taquilla de nada menos que 1.100 millones para Los Guardianes de la Galaxia, que la situaría entre las diez mayores recaudaciones de todos los tiempos. Pero si volvemos a 2012 cuando se anunció la película, Disney aún sangraba por la herida de John Carter y la Distinguida Competencia se acababa de estrellar intentando lo mismo con Linterna Verde. Las dudas de Whedon eran comprensibles pero el camino hasta Los Vengadores no había sido menos arriesgado, desde el préstamo con que se financió el paso a la autoproducción de Marvel Studios, avalado con sus propios personajes, hasta el propio concepto creativo de hacer unas películas dependientes de otras. Para Gunn, la película más arriesgada de Marvel fue Iron Man. Los Guardianes de la Galaxia no son una elección tan distinta a la de Blade en 1998, sólo que entonces se trataba de no hipotecar los grandes iconos y ahora de expandirse más allá de aquellos.

Marvel está obligada a moverse, porque a diferencia de sus competidoras no tiene la red de seguridad de otros géneros ni personajes a los que saltar de una moda a otra. Su mayor peligro es el estancamiento, por exitosa que pueda haber sido su primera franquicia. A diferencia de los cómics, los héroes cinematográficos necesitan salir de Nueva York. Los Guardianes van a marcar la Fase Tres, y si sale bien ya no habrá límites. Y la verdad, echaba de menos esta incertidumbre.

PRÓXIMAMENTE

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