Quinta incursión en nuestra sección dedicada a las adaptaciones Marvel que pudieron ser y no fueron. Sólo que esta vez no se hubiera tratado de una adaptación, sino un proyecto original, directamente nacido para la gran pantalla aunque al mismo tiempo profundamente comiquero. La productora del mítico George A. Romero (Los Muertos Vivientes), Laurel Entertainment, daba un paso más allá tras su homenaje a las viejas historietas de horror de EC en Creepshow (1982), aliándose con Marvel Comics para que Romero cocreara junto a Jim Shooter un nuevo personaje llamado “Copperhead”, del que Romero y Shooter escribirían su tratamiento cinematográfico, y Bob Layton y Jackson Guice aviñetarían directamente los story boards del mismo en forma de novela gráfica de 48 páginas, con la intención de llevarlo simultáneamente al cómic y a la pantalla en 1984.
Se trataba de un sheriff cyborg de diseño sorprendentemente similar a Deathlok y que recibía su apodo de su medio cráneo metálico, que habitaría una Philadelphia postapocalíptica (de la que no en vano procedían tanto Romero como Shooter), en la que terminaría rebelándose contra sus creadores fascistas. El cineasta describiría años después en un documental el proyecto como “una ambiciosa historia de amor, traición y guerra, con un poco de sátira social y muchas más armas”. Subrayando la parte de ambiciosa, por cuanto la dimensión del proyecto requería del apoyo de un gran estudio a una escala inacostumbrada en su ferozmente independiente filmografía.
Tal vez por ello, el proyecto se pospuso hasta que Romero ultimara El día de la Muertos (1985), que ratificó sin embargo que su fortaleza era mayor en el videclub que en la taquilla. Aún así el proyecto se siguió promocionando activamente en prensa como “el héroe del siglo”, y la primera producción de Marvel con una calificación restringida, con Romero como director y guionista, aunque su título bailara de una publicación a otra entre Mongrel: The Legend of Copperhead y Copperhead conquers the Warhawks .
Poco importa, cuando volvió a faltar la financiación y no volvimos a saber nada de ella desde 1986 hasta que Layton rescató algunas de sus páginas del olvido en su blog en 2007, y de nuevo en su twitter en 2014, confirmando que el sustrato común de Robocop, Terminator y Transformers era un cómic que quiso ser una película, antes de que ninguno de ellos existiera:
Pero si las cuarenta y ocho páginas existen: ¿estaremos aún a tiempo de rescatar la novela gráfica?
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You’re wellcome!