Los años oscuros de Marvel en el cine

Cuarta entrega de nuestro repaso por las reseñas del Daily Bugle: Edición Cine, en la que recuperamos la sección publicada originalmente en Marvel Age #10 (octubre de 2016):

No es sólo que, tras haber apuntado a la gran pantalla, El Vengador (1989) y Capitán América (1990) tuvieran que ver desde el videoclub como los grandes iconos de La Distinguida Competencia se daban el relevo el uno al otro en el cine. Es que, al mismo tiempo, Las Tortugas Ninja (1990) recaudaron más de 200 millones de dólares e iniciaron su propia saga fílmica, con un presupuesto de sólo 13, comparable a las apuestas de Marvel. Una recién llegada como Dark Horse Comics, desplazaba al mismísimo Superman al tercer escalón del género con La Máscara (1994) y se convertía en una franquicia cinematográfica que contabilizaba hasta siete adaptaciones antes de acabar la década. La lista de cómics independientes llevados al cine no paraba de crecer con Rocketeer (1991), El Cuervo (1994), Juez Dredd (1995) o, para colmo, Spawn (1997), tras el éxodo de los dibujantes estrella a Image. Se estrenaban incluso creaciones originales, como Darkman (1990). Y hasta la ruinosa editorial Malibú, que las malas lenguas aseguraban que Ron Perelman había comprado tan sólo para hacerse con su proceso de separación de color, desalojaba nada menos que a Batman de lo más alto del podio con Men in Black (1997)… pero fuera del control y las arcas de Marvel.

Los desconcertados aficionados marvelitas nos quedamos en las puertas de la fiesta, contemplando un interminable desfile de proyectos de adaptación que se quedaban finalmente en nada, cuando paradójicamente, sus cómics enlazaban récords históricos de ventas y la empresa crecía vertiginosamente a comienzos de los noventa. Quizá en dicha expansión, puramente especulativa, radicara su incapacidad fílmica: por mucha “mini-Disney” que aspirara a construir Perelman, no necesitaba correr el riesgo de financiar una gran película, sino que desde su cortoplacismo de tiburón financiero, le bastaba con crear la expectativa de una. O simplemente, Marvel carecía de los derechos de sus propios iconos y los medios y  de una Warner que la respaldara, como DC.

01El lastre era doble. Por un lado, aunque se llegara a hablar de una secuela, El Vengador ilustraba la insuficiente capacidad de producción de New World. La productora anclaba irónicamente a Marvel al “Viejo Mundo”, tan viejo como revivir la vieja serie de El Increíble Hulk en tres telefilmes de 1988 a 1990. El tercero de ellos, La muerte de La Masa, ya en fechas de Perelman, así como el frustrado intento al año siguiente de spin-off de Hulka, que hasta comenzó a rodarse, cameo de Bill Bixby inclusive. Tampoco es que les fuera mucho mejor con el telefilme de Power Pack (1991), que debía haber servido asimismo como piloto de otra pretendida serie, pero que más bien delataba la cada vez más difícil conexión entre los superhéroes y el público infantil, que por algo seguía inauditamente a la cancelación del cómic.

Presentación1

Su único verdadero asiento en imagen real seguía siendo Hulk, y aunque la enfermedad de Bixby, que falleció de cáncer en 1993, impidiese retomarlo, su prima Hulka volvió a probar suerte en una sesión de fotos de Brigitte Nielsen pintada más o menos de verde, para tratar de promocionar un largometraje sin ningún resultado. Y ya era un avance sobre el anterior intento, que la hubiera pintado de amarillo, pero de nuevo, recurrir a la que hacía ocho años había sido Red Sonja, evidenciaba que su punto de mira seguía en el pasado.

03Por otro lado, Capitán América era el vivo ejemplo de lo dudoso de las licencias sobre sus principales personajes que subsistían de antes de New World. En principio estaban ya próximas a su vencimiento, pero consciente de su propia incapacidad o más interesado en el dinero contante que representaban, Perelman no tuvo reparos en renovarlas. Especialmente dañino fue permitir que Spidey acompañara al Capi de Cannon a 21st Century Films, Menahem Golan mediante. Aunque en un primer momento pareciera un gran avance cuando éste revendió sus desarrollos a Carolco Pictures, que venía de producir Desafío Total o Terminator 2. Ésta puso a Spidey y 60 millones de dólares en las manos de James Cameron, que a cambio se trajo consigo a La Patrulla-X desde su recién creada Lightstorm Entertainment. Pero Golan había implicado también en la cesión de sus derechos a Columbia y Viacom, y cuando Carolco entró en crisis, paralizando la producción de Spider-Man en 1992, estalló inmediatamente la guerra entre ellas, y todo se quedó en el hipotético cartel de la revista Wizard que acompaña a estas líneas. Para colmo, el último licenciatario que quedaba de los tiempos de Cadence, la alemana Constantin Films, se negó a revertir sus derechos sobre Los Cuatro Fantásticos al expirar su plazo. La Primera Familia del cómic se convirtió así en  la primera adaptación de un supergrupo, aunque no fuera exactamente una película, sino un rodaje fraudulento cuyos implicados creían que se trataba de un piloto encubierto y en realidad no pretendía estrenarse sino tan sólo renovar su licencia.

A esas alturas, la crisis se había extendido también a los cómics, tanto en ventas como creativamente, pero era en primer término institucional y de ahí debía partir la solución. Y lo hizo, contra todo pronóstico, a partir de la expansión de Perelman y bajo el paraguas de New World. Su subsidiaria Marvel Productions se dividió en 1993 en New World Animation y Marvel Films, con el socio de Perelman en la juguetera Toy Biz, Avi Arad, al frente. Le avalaba el éxito de la serie de animación de X-Men, en la que había debutado un año antes como productor ejecutivo. Gracias en parte a la anterior presidenta de Marvel Productions y entonces presidenta del canal Fox Kids, Margaret Loesch. Aquel Universo Animado Marvel probablemente no pretendiera más que servir de vehículo promocional a sus muñecos de acción, pero ha acabado emergiendo como el primer precedente del actual Universo Cinemático. Sin la asociación AradLoesch y por extensión MarvelFox, no habría podido pasarse de uno a otro, como deberían recordar quienes ahora se precipitan ahora a tomar partido.

04Renovados sus derechos sobre Los Cuatro Fantásticos, Constantin Films se alió precisamente con Fox, que también se hizo con los derechos de Daredevil, encargando inicialmente el desarrollo de ambos proyectos a Chris Columbus. Carolco quebró finalmente en 1995, y aunque Spidey seguía empantanado en los tribunales, La Patrulla-X volvió a casa y de nuevo Fox se hizo con su licencia. Marvel ya no estaba en manos de ningún estudio independiente sino de toda una Major de Hollywood. Aun así, nada parecía haber cambiado, cuando el primer fruto de aquella alianza fue un nuevo capítulo piloto fallido, Generation X (1996), producido además por New World. Un supergrupo con un solo traje, pero que ya adelanta varios elementos de la posterior franquicia mutante, tanto narrativos como la primera producción ejecutiva de Avi Arad en imagen real y el padrinazgo de Fox. Y fracasara o no, Lauren Shuler Donner telefoneó acto seguido a Bryan Singer.

Perelman había venido introduciendo paralelamente a New World en el negocio de las licencias de emisoras de televisión, y se la acabó vendiendo también a Fox en 1996, que la reconvirtió en parte de la red de emisoras de Fox News. Marvel creó una nueva división audiovisual para sustituirla, dirigida por Avi Arad, por primera vez orgánicamente integrada en su propia estructura y descartando las licencias externas por la coproducción. Por fin había decidido involucrarse en sus propias adaptaciones, aunque demasiado tarde, declarándose apenas cuatro meses después en bancarrota, lo que lo complicaría todo todavía más. Pero acababa de nacer Marvel Studios.

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